Me atrevería a decir que en términos absolutos, todos buscamos la felicidad. Sea porque quieres ser millonario, el gerente de una gran empresa, o porque quieres conocer a la pareja ideal; al final lo que buscamos es ser felices. Pero, estás entrenado y convencido que solo consiguiendo estos objetivos podrás ser feliz, es decir, te vuelves preso del cumplimiento de tus logros. Y al final te pasas la vida entera luchando y trabajando día a día en pro de lograr tus objetivos. Pero dejame decirte que los objetivos son un obstáculo para la felicidad.
Hay algunas personas afortunadas que persiguen sus objetivos como una sombra hasta derrumbarse porque no consiguen lo que quieren. ¿Por qué digo personas afortunadas? Porque en la medida en que logras todos los objetivos, seguirás enceguecido pensando en que la felicidad radica afuera. Pero, cuando no consigues lo que quieres, tienes el potencial de entrar por la puerta más maravillosa.
Pero, ¿a qué me refiero cuando digo que se abre la puerta más maravillosa? Hace unos años vivía en un estado de ansiedad y miedo, todo el tiempo pensaba que el día en que esto o aquello ocurriera podría estar tranquila. Bueno, ese día llegó, pero adivina qué pasó, no pude estar tranquila, mi mente ya estaba buscando un acontecimiento en el futuro que aplazaba ese sentimiento que tanto había esperado. Esa situación la vi en tantas oportunidades que era imposible no detectar el patrón de mi mente. Tenía un enemigo interno que saboteaba constantemente mi felicidad. Me sentí totalmente impotente, mi mente brincaba de un pensamiento a otro, cada uno más trágico que el anterior.
Sea porque tu mente está en el futuro proyectando situaciones o en el pasado recordando acontecimientos, el resultado es el mismo: es imposible ser feliz a través de la mente. Acá me refiero a esa felicidad que no es una montaña rusa en done hoy siento euforia y mañana estoy deprimido. Me refiero a esa felicidad que es permanente y profunda, invulnerable a cualquier factor externo. Esa felicidad solo ocurre en el ahora; no hoy, no en esta hora, no en este minuto, solo en este preciso instante, en este eterno presente en donde se desenvuelve la vida, ahí está esa felicidad.
Observa cómo ocurre la vida en este instante. Si escuchas un ruido, ese ruido solo ocurre en el presente, cuando estás pensando en él, significa que ese ruido ya hace parte del pasado. En el momento presente solo hay conciencia pura, hay observación, No hay espacio para el pensamiento.
Si te mantuvieras en ese eterno presente, tu mente se queda sin pensamientos y por lo tanto sin problemas. Los problemas necesitan "el tiempo" para existir. Piensa por un momento: ¿qué problema tienes en este momento y en este lugar? Nunca encontrarás un problema aquí y ahora. Observa cuán a menudo tu mente está distraída pensando en el pasado o en el futuro. Nos estamos perdiendo la vida identificándonos con nuestros pensamientos, creyendo que la felicidad es el resultado involuntario de un acontecimiento externo.
Por eso, deja de buscar la felicidad. Buscar ya implica un acontecimiento en el futuro. Accede al poder del ahora a través de la observación de tu mente, de tu entorno o de tu cuerpo. Solo observa y espera, verás como se abre esa maravillosa puerta. Para complementar este blog, te recomiendo el libro “El Poder del Ahora” de Eckhart Tolle.
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